Rocío Flores, realidad vs. retoque: las dos caras del body positive
El body positive es un movimiento social cuyo objetivo es dar visibilidad de forma positiva a todo tipo de cuerpos, independientemente de la forma, el tamaño u otros aspectos relacionados con la apariencia. Es decir, amar el cuerpo tal y como es, dejando de lado los estándares impuestos por la sociedad, además de cuestionar las maneras que esta presenta y observa el físico de las personas. Una cuestión que atañe, sobre todo, a las mujeres.
Pero, ¿qué relación hay entre este movimiento y Rocío Flores? Lo cierto es que las primeras apariciones de la joven en la pequeña pantalla dieron mucho de qué hablar por su aspecto físico. Su peso no adecuado para los estándares de belleza impuestos se hizo viral en la red y no tardaron en salir los primeros ‘gordófobos’. Sin embargo, la hija de Antonio David Flores siempre ha demostrado que se quiere tal y como es. Pero este alarde de autoestima pronto se vería puesto en jaque.
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Tras salir de Supervivientes, Rocío Flores experimentó un cambio físico más que notable debido a las condiciones del concurso. Bajó hasta 16 kilos y fue entonces cuando decidió experimentar su propia metamorfosis. La influencer se apoyó en una dieta equilibrada y en rutinas de deporte, pero también apostó por los retoques estéticos y el paso por quirófano en más de una ocasión. Para empezar por este cambio físico, se tiño el pelo, se puso extensiones de pestañas, se realizó el microblanding y se puso uñas de gel.
Rocío Flores en ‘Supervivientes’ / Gtres
«Me asombra tener que estar justificándome todo el rato de todos los tratamientos que me hago. Yo no me estoy haciendo nada raro en la cara», estalló en la red. Su cambio físico comenzó con bótox en la frente para disimular las arrugas de haber perdido tanto peso, también se realizó una bichectomía para estilizar su rostro, además de ponerse ácido hialurónico en los labios y realizarse tratamientos corporales con maderoterapia para reducir la grasas corporal. También se ha eliminado un bulto de la nariz recurriendo, probablemente, a la rinomodelación.
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Sin embargo, la operación más llamativa fue la lipoescultura. Un cambio que se realizó en la Clínica Bruselas y que no fue nada fácil. Tal y como ella misma confesó, durante la intervención de más de cuatro horas de duración tuvo una complicación de la que no quiso hablar. Esto le llevó a vivir una recuperación muy dolorosa, pero de la que no se arrepiente en absoluto. Además, la nieta de ‘la más grande’ también se sometió a una mastopexia, un procedimiento quirúrgico para elevar y mejorar la forma de las mamas caídas y flácidas. Fue hace un año, pero justo ahora ha tenido que volver a pasar por quirófano para unos retoques.
Rocío Flores en 2021 / Gtres
Un historial muy largo y llamativo en medicina estética que no casa con la idea de body positive que pretendía dar. La realidad es que Rocío Flores siempre ha defendido el cuerpo de la mujer y querido el suyo propio, pero con todos los retoques que se ha realizado parece que no estaba tan a gusto y conforme con su aspecto físico. La otra cara del movimiento de la que tan poco se habla.